EL MUNDO PARALELO



EL MUNDO PARALELO.


Es un nuevo orden. La sociedad los marginó a cinturones de miseria, a favelas, donde no se aplican las leyes que todos tratamos de cumplir. No tienen fe en las instituciones sociales. Nunca se les ha hecho justicia. La educación es inalcanzable. Los servicios médicos son inalcanzables. La policía es el enemigo. No tienen trabajo que les permita vivir dignamente. La religión no los conmueve, porque tienen hambre de justicia en este mundo y no en el otro. No creen en la propiedad privada porque ellos no tienen propiedades; no obedecen ni respetan los principios éticos o morales de la sociedad, porque jamás les ha traído beneficio alguno. No tienen respeto por la vida porque sus vidas son una cadena de desdichas y desilusiones, hasta que terminan sin vida en un callejón. Morir para ellos no significa nada. Matar, por lo mismo, no es un crimen, sino una práctica de sobrevivencia. Al Estado lo consideran como una cueva de corruptos, de políticos que en vez de ayudarlos, se enriquecen a su costa, utilizando las limosnas que el Estado benefactor les destina a los marginados, a incrementar escandalosamente las fortunas personales de tales políticos y el Estado y la sociedad no hacen nada por impedirlo.

            Esos marginados, sin embargo, encontraron una puerta que puede solucionar sus problemas: el crimen, el narcotráfico, el secuestro, el robo, pero realizados bajo una organización perfecta, asociados en carteles, en pandillas, con reglas económicas claras y específicas y con una disciplina de sus miembros hasta llegar al suicidio, por la sencilla razón de que no temen a la muerte.
            Esta disciplina y estas reglas económicas les han permitido reunir fortunas incalculables, que les permite tener más adeptos. Tales fortunas no únicamente les permiten comprar jueces, abogados, policías, gobernantes, mandos del ejército, encargados de aduana, sino también mejores armas y más mortíferas que las que tienen los cuerpos policiacos, equipos de transporte, barcos, aviones, camiones y la disciplina es tan grande y el Estado tan corrupto, que los carteles siguen funcionando aun con sus dirigentes dentro de la cárcel. Los medios de comunicación con que cuentan son de primera generación, y el movimiento de las fortunas provenientes del crimen son movidas y ocultadas por estrategas financieros, inversionistas, banqueros y economistas. Cuentan con especialistas en diplomacia y mercadeo, y han llegado a acuerdos, convenios, pactos que les ha permitido extenderse a un nivel internacional inimaginable.
            La sociedad normal, respetuosa del Estado de derecho y de los derechos humanos a nulificado cualquier combate frontal en igualdad de circunstancias. Debe aprehenderlos, juzgarlos y condenarlos. Ellos en cambio no respetan ninguna regla. Desde la cárcel pueden ordenar la muerte del juez, familiares, de periodistas y de los policías que los aprehendieron, y de todos aquellos que consideran que los traicionaron. Ellos juegan con otras reglas.
            Nosotros somos débiles. Nuestra muerte o mutilación no significa nada si con ello logran el fin deseado. Sí necesitan mandar una oreja, un dedo, una mano para que los familiares se convenzan y paguen el rescate, lo hacen sin ningún miramiento. El secuestrado no es persona, es un medio para lograr un fin.
            Su poder radica en el miedo que causan. Una bomba en un casino, degollar a una persona y mandar el video a las redes sociales, disparar indiscriminadamente en una fiesta, son únicamente tarjetas de presentación. Su poder radica, en que pueden violar, matar, mutilar, torturar y desaparecer personas, sin un ápice de piedad. La piedad para ellos no existe.
            Nació una sociedad paralela. Un mundo paralelo con sus propias reglas muy distintas a las nuestras, y no se vislumbra forma de conciliar ambos mundos.  
            Sobre todo, porque la sociedad en bienestar es cada vez más excluyente. El dinero cada vez en menos manos, la corrupción es escandalosa y los círculos de miseria y la miseria fuera de las Ciudades, va en crecimiento.
(Busque  https://www.lailuminacion.com/libros/pdf/entrevista-al-capo-marcola.pdf)
Jesús Hidalgo Contreras.
Mayo/2013.
            

               
               


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