ENVASE Y CONTENIDO















    Se han dado cuenta?
    La vida es una fábrica de envases llamadas personas. El afán más grande del fabricante es que todos los envases sean diferentes. Que no exista ninguno IGUAL que el otro. En su afán de mantener tal principio diferencial, los envases son de todos colores y de todas las formas imaginables e inimaginables: negros, blancos, amarillos, cafés, de tripié, con joyas, con vidrios de colores, con collares de oro, con arreglos de barro, delgados de abajo y gruesos de arriba, gruesos de en medio, de boca ancha, de boca chica, y así hasta el infinito. También hay depostillados, rajados del fondo, con el asa rota, con los bordes rasposos o chuecos. El hecho de que sean diferentes, no es por voluntad de los envases, sino por decisión del fabricante. De ahí la idiotez incomprensible de que unos envases se burlen, menosprecien, discriminen u odien a otros envases por ser diferentes, porque la forma de ser de los envases, no depende de los envases. De ahí también la incomprensible soberbia de los envases que fueron fabricados con adornos de oro y de diamantes y de joyas, o blancos, o tornasolados, porque ello no es obra de los envases, sino del fabricante.
    Pero lo cierto, es que no podemos olvidar que todos somos envases. No importa la estética, el color o la forma. Como todo envase, lo que importa es el contenido, lo que el envase transporta adentro. Cierto, hay envases vacíos que únicamente sirven de ornamento, como hay envases de oro que están llenos de excremento. Usted ya lo sabe: si compra una hermosa botella de tequila porque le gustó la botella, es posible que el tequila sea malo, adulterado o perjudicial.
    Lo importante de los envases en consecuencia, no es el envase, sino el contenido, y el contenido sí depende de cada envase. Una humilde olla de barro puede contener un sabrosísimo estofado, o un reconfortante caldo. Mientras que un envase forrado de diamantes puede llenarse de ácido sulfúrico.
    Se aprende mucho cuando entendemos lo anterior, porque nos ayuda a comprender a las personas: a los envases que no han tenido oportunidad de llenarse. A los envases bonitos llenas de cosas bonitas, y a los envases humildes llenos de felicidad. No todo envase bonito está lleno de cosas bonitas. No todo envase diferente o de materiales comunes está lleno de basura.
    A fin de cuentas, todos los envases son corroídos y destruidos por el tiempo, y lo único que quedará, será la memoria de su contenido. Sobre todo si estaban llenos de semillas de saber, de amor y comprensión, porque tales semillas se reproducirán y el contenido vivirá para siempre.
    jh
    09/10/2014

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