ESCLAVITUD

Esclavitud

elizabeth estrada-copechiEl cajón de la copechi
ESCLAVITUD
Elizabeth Estrada López
 Julio 09   del 2013

“!Amiga!!…hablo para compartirte mi felicidad!!”…Había apurado mi ingreso a casa empujada por el ring del teléfono y, aunque la voz me resultaba harto conocida, mi cerebrito tardó varios minutos en ubicar a mi interlocutora. Barril y Lobita entraron apenas detrás de mí, dejé las llaves sobre la mesa de la cocina y me dispuse a charlar con “Sandra”, mi amiga y compañera de muchos años atrás.

“Me dijo el doctor que no voy a necesitar quimioterapia…solo tomaré unas pastillas¡¡¡¡¡…y yo tenía tanto miedo a la quimio, …ya vez.., el miedo a lo desconocido”….Literalmente brinqué de gusto ante aquel mensaje emanado de una voz que casi danzaba en el aire al ritmo de música inexistente. “No me extraña –le dije- , pese a todo y pese a todos has sido muy fuerte y has mantenido una mentalidad positiva.., no podías tener otro resultado…sobre todo después de lo que has pasado”.

El cáncer había sido el problema menor de “Sandra”….el peor demonio de su vida le había arrastrado desde años antes y la mantendrá en el filo de la navaja durante toda su vida….”Sandra” es adicta al juego.

Primero fue diversión de pareja: la apertura del primer casino en Hermosillo les dio a ella y a su marido la oportunidad de un entretenimiento diferente, así que comenzaron a ir unas dos veces al mes. Ella había trabajado desde muy jovencita en una empresa que, al cerrar, le dio una liquidación que ella utilizó para iniciar la construcción de un patrimonio.  Pensionados los dos, la administración de unos taxis y una bien ubicada y posicionada carnicería, les permitía una posición holgada y el tiempo suficiente para disfrutar de este tipo de distracciones…nada del otro mundo pues. Un buen día la pareja tuvo un bingo ganador: $240 000.00 y aquel “premio” marcó su destino…¿porqué no “aplicarse” y ver si se podía lograr una cantidad mayor?…

Con esa idea en mente, pronto estaban visitando el lugar todos los días, descuidando  sus familias y  sus negocios; pronto su ritmo de gastos y desorden les cobraron la factura y sus empresas terminaron sucumbiendo a la adicción de sus propietarios. “Salía del casino como gallina descabezada, deseando ir a cualquier parte menos a casa” decía ella…”¿Porqué? –pregunté en alguna ocasión-…”por la culpa, la culpa de hacer lo que estabas haciendo, el ser consciente de que aquello no estaba bien”¿Cuánto tiempo duraste así?…..”Dos años…, los más horribles años de mi vida”…

La línea telefónica se estaba convirtiendo en el medio para una catarsis. Yo estaba particularmente sensible al tema después de recibir en mi programa de tv “Segunda Mirada” el testimonio de Ana, una viuda que buscó resolver su tristeza y soledad a través del juego, sin imaginar que terminaría atrapada en él al lado de sus hijas.

¿Qué hiciste? ¿cómo lograron iniciar su proceso de recuperación? –le pregunto, mientras su voz es una mezcla de vergüenza y coraje. “Conocía los doce pasos de AA así que me fui a Comedores Compulsivos…y nada más cambiaba mi testimonio…todavía no existían el grupo de Jugadores Anónimos”

“Si tu vas a un casino Betty –me confesó entonces- vas a encontrar gente muy conocida, el juego no respeta…el otro día ví a un diputado joven del partido “tal” ganar más de $140 000.00 y no levantarse de su asiento,…el premio no fue suficiente…..Hay muchos negocios y muchas fortunas que se han perdido por la adicción al juego y aquí en realidad ha habido pocos premios grandes…entre los ludópatas todo eso se sabe. Hoy no tengo carro ni tengo dientes porque el juego ha sido más importante que yo misma….me hizo su esclava y no me dejaba ver que el dinero no lo es todo, que las mejores cosas de la vida no cuestan dinero y que las puedo disfrutar siendo libre”.

Apenas tiene seis meses pero está consciente de que esta es una batalla que le habrá de acompañar el resto de su vida. “Todavía me quedan unos locales bien ubicados pero tengo miedo venderlos porque sé de lo que soy capaz con dinero en la mano…, no soy dueña de mí, tengo un amo que me ordena”. Y continuó “Ahora voy y me paro afuera de los casinos e invito a la gente a que no juegue, a que no destruya su vida….pero soy débil, el otro día entré y aposté…,me sentí muy mal”. 

Nos despedimos con la promesa de vernos pronto. Una palabra me sigue revoloteando en la cabeza: esclavos…del dinero, del poder, del juego, de las drogas, de las apariencias, de la tecnología, del sexo, de nuestras ideas, del miedo, de las fobias…..Este siglo XXI bien podría llamarse el Siglo de los Esclavos.


http://www.ehui.com/2013/07/10/esclavitud

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