Mi Atardecer.




Mi atardecer.

Todo bien por aquí, querida amiga.
Mi alma sanó y soy fuerte de nuevo.

Es que me asustó el atardecer.
Me espantaron sus sombras.
Vi el camino finito por enfrente
y cuando miré detrás
mi estela había desaparecido.

De pronto me sentí con nada entre las manos,
con el cuerpo sin alma, con el alma sin alas.

Pero al desaparecer la bruma de mis miedos
pude ver los magníficos colores del atardecer:
los rojos, los naranjas, los rosas y amarillos.
Pude ver también que las sombras eran proyectadas
por cosas grandiosas y llenas de hermosura.

Solo es mi atardecer.

Vi que mi camino tiene fin porque no tiene bruma.
Sigue amplio y plano,
con flores en las orillas y grandes árboles con ramas
que se extienden como cariñosos brazos.

Y cuando miré detrás, es cierto, no hay estela,
pero porque otros sobre mis pasos avanzan.

Todo bien por aquí, querida amiga.
Todo bien.


09 de abril del 2011


Jesús Hidalgo Contreras.

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