Absolución sexenal.







Cosas de todos los días.





Nuestra absolución por seis años.




ya empezaron a aparecer los artículos que culpan al Presidente saliente de todos los males que nos aquejaron por seis años. La crisis económica mundial sacudió hasta sus cimientos a países como Grecia, España, Francia, Estados Unidos de Norteamérica,y evidentemente el oleaje sacudió nuestra endeble barca, pero no nos hundimos. No importa, fue el Presidente el culpable de que se sacudiera nuestra barca. No aparecieron los desaparecidos. Fue culpa del Presidente. No se resolvió la crisis educativa. Fue culpa del Presidente. No se resolvió lo del incendio de la Guardería ABC. Fue culpa de Presidente. No hubo mercado para el camarón. Fue culpa del Presidente. No se redujo la pobreza de México. Fue culpa del Presidente. No se resolvió el problema de corrupción de los cuerpos policiacos y de los que manejan el presupuesto. Fue culpa del Presidente.- Todo lo malo, lo corrupto, lo muerto, lo podrido, lo irresuelto, fue culpa del Presidente. No, no fue culpa de nosotros que somos improductivos, cobardes, que no denunciamos, que ofrecemos mordidas, que evadimos el pago de impuestos, que no educamos, que no revisamos, que no fiscalizamos, que no nos organizamos, que queremos un puesto público para enriquecernos, que no denunciamos al corrupto porque lo envidiamos (envidiamos su casa, su carro, sus mujeres, sus viajes, los implantes y lipoescultura de su Señora, etc.).- Como si los anteriores Presidentes hubiesen cumplido con sus promesas, como si éste Presidente concentrara todo lo malo que nos aqueja y que no resolvemos. Es nuestra tradición católica. Pecamos, vamos al confesionario, se nos absuelve porque no fue culpa de nosotros, fue culpa del Diablo, cumplimos nuestra penitencia de tres padres nuestros, dos rosarios y diez aves marías, y estamos listos para volver a pecar. Así, cada seis años encontramos a nuestro Diablo culpable (porque nosotros no somos culpables). No entendemos que el que guía el barco no es culpable si no remamos. Para llegar a puerto no basta que el guía sea atinado, sino que la barca tiene que moverse, tiene que avanzar, todos tenemos que remar.No basta cacaraquear, hay que poner huevos. El narcotráfico nos ahogó. actuaban con tanta impunidad, que podían entrar a los "antros", apoderarse de ellos, escoger a las muchachas que quisieran y violarlas en los baños o enfrente de todos. Podían llegar a un rancho cerca de la frontera, darle a los propietarios una semana para que se fueran y apoderarse de las instalaciones, y si no lo hacían, sencillamente los mataban. Podían estacionarse a doble fila, y si usted se atrevía a sonar su claxon para que lo dejaran pasar, el Sr. molesto venía y lo llenaba de plomo.¿Ya se nos olvidó todo éso que era lo cotidiano?. El poder público se les enfrentó para frenar que se siguieran apoderando de las instituciones y que dejáramos de ser prisioneros dentro de nuestras casas, y ahora resulta que desató una guerra fratricida. No tenemos remedio. Lo que no logro entender, como es que los mexicanos ponemos todas nuestras esperanzas en un sólo hombre. No en el poder público, no en los diputados y senadores y secretarios y gobernadores y presidentes municipales y organizaciones obreras y patronales. Sino únicamente en el Presidente. Como si fuera el Dios todopoderoso sexenal que resolverá nuestras crisis. Es infantil. Es católico. Es nuestra absolución sexenal.


No es "Mea culpa". La "Mea Culpa" es del Presidente








30 de noviembre del 2012.


Jesús Hidalgo Contreras.

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