Una vez mojada la esperanza










Una vez mojada la esperanza...




La madrugada mojó nuestro sueño y en la mañana se despertó la esperanza.

Una leve llovizna golpeteaba sobre el techo de laminas de zinc y el corazón aceleró su ritmo. La mañana nos sorprende con ese olor a pasto seco, ahora mojado, que da remembranzas de verano.

Mi caminata matutina, descalzo, desde la casa del rancho hasta la carretera, me permitió disfrutar la humedad, casi olvidada, y ese perfume del ambiente me hace soñar en que las "equipatas" pueden ser ahora. La lluvia no hizo arroyos ni lagunas, solo humedeció la cubierta de la tierra, pero la esperanza que es muy fácil de engañar, ya hace planes de inundación.

La lluvia, como sea, siempre será bienvenida, y la esperanza sera el acompañante hasta el final del sueño.

El olor sigue, como preámbulo de un invierno que no solamente sera frío, también puede seguir mojando la esperanza.






25 de enero del 2013. Salvador Burruel Figueroa.

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